Es un verdadero disparate. ¡La cantidad de comida cocinada que se tira a la basura por múltiples motivos!
Y los costes que esto genera son muy notables. Unos costes que, generando un sistema que consiga tirar menos comida, supondrían un ahorro muy importante en cualquier servicio de comedor colectivo.
Habitualmente, la mayoría de los hospitales en España cocinan raciones sobrantes para cubrir por encima la demanda prevista para los diversos turnos de comidas de cada día. Esto es una práctica habitual, instaurada dentro de nuestra cultura, por aquello de que más vale que sobre a que falte a la hora de dispensar los menús establecidos durante la jornada, de cada día.
Y los sobrantes se tiran directamente porque no está permitido entregar estos sobrantes a organizaciones humanitarias que pudieran necesitarlo. Todo ello debido a los sobrecostes que originarían la conservación y la manipulación de estos alimentos sobrantes.
Por tanto, la cantidad de alimentos que se desperdician diariamente en España es abismal. No contamos con un estudio pormenorizado de lo que supone cuantitativamente estas cantidades sobrantes, pero estamos seguros que las cifras alarmarían a cualquiera. Porque con lo que si contamos son con las experiencias personales y profesionales de los responsables de restauración en grandes centros Hospitalarios, ejército e incluso grandes empresas. Nos cuentan, en todos los casos, que se arroja muchísima comida a la basura.
Sirva de ejemplo un hospital de cualquier comunidad autónoma, habitualmente preparan más de un 10% de raciones de las previstas cada día, aun sabiendo con bastante aproximación a la realidad el número de comensales que tienen previstos, que suelen ser siempre los mismos.
Esto en una práctica arraigada en nuestra cultura y que será difícil desterrar, de momento. Al terminar el turno de comida, el sobrante se destruye directamente, nada se recicla ni se conserva, está totalmente prohibido por los protocolos de sanidad establecidos.
Por ello, si sumamos el 10% sobrante de cada comida de cada turno por los 365 días del año y lo multiplicamos por el total de hospitales de toda la geografía española, las cantidades de comida perdida son verdaderamente estremecedoras. Sólo hace falta tener un poco de imaginación y ver que podríamos llenar containers de comida preparada y lista para tomar que paliarían la necesidad de muchas personas necesitadas. O bien, con el ahorro conseguido, poder destinar estos recursos a satisfacer dichas necesidades mediante una óptima gestión logística.
Y esto se ve acrecentado en los turnos de noche y los fines de semana. Aquí ya las cantidades de comida desperdiciada son abrumadoras. Porque en estos turnos hay mucho menos control, por la noche las incidencias son constantes y diversas, al no haber personal presencial en los comedores y cocinas, los comensales con derecho a manutención entran y salen a su antojo y comen o se llevan la comida que les parece, provocando unos desequilibrios en los menús muy importantes y también un mal reparto de las raciones. Se puede dar el caso de que un médico de guardia que llegue tarde a cenar, por cualquier motivo, por haber tenido que asistir en una urgencia se encuentre con que solo le queda la sopa fría y los filetes de ternera ya hayan desaparecido en los estómagos de sus compañeros.
Esto es muy habitual. Solo hay que preguntarles a los interesados, los MIR son los que más los sufren. Y nos encontraremos muchos de ellos que tienen que acudir a por un snack o sándwich a una maquina de vending de un pasillo del hospital para no pasar hambre esa noche.
Nos encontramos, en suma, ante un fallo del sistema a nivel de organización logística, que además cuenta con soluciones en el mercado. En Francia ya se están instalando masivamente maquinas distribuidoras de bandejas de comida que solucionan totalmente este problema doble. El desperdicio de comida que se tira a la basura con el coste consiguiente y la racionalización y perfecta distribución de los menús y raciones a cada comensal.
Estas máquinas distribuidoras funcionan de forma autónoma, sin personal, consiguiendo que cada interno disponga de una bandeja única para él con un menú completo. Sin problemas. Sin fallos. Sin discusiones. Cada uno pasa su tarjeta personal y una compuerta de la maquina se abre ofreciéndole su bandeja exclusiva.
En España, algunos hospitales y empresas ya lo están incorporando, pero con más lentitud de lo que sería deseable. Más en el sector privado (quizás porque tienen las exigencias de cumplir con las cuentas de explotación), para conseguir racionalizar el servicio de dispensación de comidas y para evitar la sangría en costes que supone el tirar las cantidades ingentes de comida que se desperdician en España, cada día del año durante los 365 días.
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